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Foto del escritorPATRICIA MARIA BARBOUR GONZALEZ

La invasión de Rusia a Ucrania: Radiografía de un conflicto bélico que pudo evitarse

La mañana del 24 de febrero de 2022 todos los medios de comunicación se hicieron eco de la invasión rusa de su país vecino. A pesar de que el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, había dicho que NO invadiría Ucrania, ordenó a sus tropas bombardear e invadirla, en lo que supone una ofensiva bélica y la primera gran agresión de este tipo en Europa desde el desenlace de la Segunda Guerra Mundial en 1945 y el fin de la dictadura de los nazis en Alemania. Rusia es la nación más grande de la tierra, un verdadero continente. Su territorio se extiende desde el centro de Europa hasta el extremo de Asia.


Durante buena parte del siglo XX, Rusia existió dentro de un Estado aún más grande que se llamó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Ese estado nació cuando, después de la Revolución de 1917, el Imperio de los zares de Rusia se deshizo y un número importante de países surgieron de sus cenizas: Polonia, Estonia, Letonia o Lituania, pero también otros como Ucrania y Georgia y, por supuesto, la República de Rusia. Rusia en el siglo XXI El camino para la paz y la prosperidad estaba aún lejos. Ucrania es un país muy grande, donde casi la mitad de la población tiene como lengua materna el ruso y se sienten vinculados a Rusia. Había mucha indecisión acerca del camino que tenía que tomar Ucrania: ir hacia la Unión Europea y occidentalizarse o mantenerse bajo la influencia de Rusia. Muchos ucranianos pensaban que era posible tener ambas cosas.

Aprovechando una crisis política en Ucrania en 2014, con manifestaciones y violencia callejera, Vladimir Putin ordenó a sus tropas invadir de forma anónima (sin uniforme) la península de Crimea, que formaba parte de Ucrania. También impulsó levantamientos en dos provincias fronterizas con Rusia (Donetsk y Lugansk), que convirtieron esa parte del país en una zona de guerra durante muchos años.

Los intentos de acuerdo en la ciudad bielorrusa de Minsk no sirvieron de mucho. Durante años la tensión entre los dos países fue creciendo. Rusia acusó al gobierno ucraniano de ser ilegal y de apoyarse en la ultraderecha. Hay que recordar que, paradójicamente, es Putin quien se ha convertido en un modelo para la ultraderecha en Europa y el mundo. Con el tiempo, Rusia incrementó la presión y llevó a sus ejércitos a la frontera con Ucrania. Hasta este 24 de febrero, cuando se ha decidido a lanzar sus tropas desde diversos puntos de la frontera, bombardeando ciudades, aeropuertos y vías de comunicación. Vladimir Putin no ha aceptado el camino de independencia y soberanía de Ucrania.

Para muchos rusos, Ucrania sigue siendo un territorio muy ligado a ellos, algo que también piensan muchos ucranianos. Pero los rusos también consideran a Ucrania un “hermano menor”. No aceptan que los ucranianos puedan dirigir sus propios destinos y decidir lo que quieren. Vladimir Putin y parte de los políticos rusos están acostumbrados a la idea de ser un imperio. Para ellos, representa una humillación que Ucrania siga su propio camino en la política internacional. Origen del conflicto entre Rusia y Ucrania El origen de este conflicto podría situarse en 2013, cuando el entonces presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich, aplazó el acuerdo de asociación entre Kiev y la UE para respetar los intereses de Moscú. Esto causó una ola de protestas en todo el país que terminó con el exilio del mandatario ucraniano, la convocatoria de elecciones anticipadas y la anexión a Rusia de Crimea, una región de mayoría ruso parlante.



Tras varios años de tensiones entre ambos países, la chispa ha vuelto a prender después de que Kiev solicitase integrar la OTAN, a lo que Moscú respondió advirtiendo que no lo toleraría, desplegando a tropas en la frontera con el país vecino y en el Mar Negro. Las guerras benefician a los países productores de armas, siendo los mayores en ese renglón, Estados Unidos de América y Rusia. Obviamente, en el actual conflicto no les comprarán armamento a Rusia.

La OTAN y aliados propician los conflictos bélicos a fin de beneficiar la industria armamentista a fuerza de crear caos. A los países miembros de la OTAN se les presiona para que aumenten su PIB en un 2% para favorecer la compra de armas; o sea, los fondos que debían ser invertidos en salud y educación, son desviados, pues, a la industria armamentista, por lo cual la guerra es el gran negocio encaminado a favorecer unos pocos, dependiendo de qué país o región involucran en los conflictos bélicos. No es hegemonía, es negocio, entre tanto diezman poblaciones civiles, recursos naturales, anulando culturas y tradiciones antiquísimas, supuestamente todo en nombre de la democracia.

Está aún por verse el desenlace de todo esto, ya que Putin ha amenazado con utilizar armamento nuclear, en caso de que Ucrania se una como miembro de la OTAN, lo cual sería un desastre de proporciones inimaginables, no solo para los países involucrados, sino para el resto del mundo a causa de las consecuencias catastróficas que pudiera acarrear. La incitación nuclear de Putin para el uso de armamento nuclear, el cual aniquilaría unas 90 millones de personas en 24 horas, está diseñada para disuadir a Estados Unidos y a sus aliados de que intervengan aún más en Ucrania y de que tomen medidas en la economía que él podría considerar una amenaza existencial.

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